lunes, mayo 20, 2024
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A mi manerA

Por Julio Alejandro AGUIRERE PADILLA

*Todo se acepta pero…

*¿Lo del pueblo al pueblo?

*Con el “Jesús en la boca”

¿Racionalizar la fe? Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de llegar a la libertad en Cristo. Miguel De Unamuno.

Para la mayoría de mexicanos la Virgen de Guadalupe es nuestra madre y a ella nos encomendamos siempre que requerimos de su bendita ayuda. No creo exagerar si expreso que muchos mexicanos-guadalupanos en tiempos de apremio recurrimos a ella antes que a nuestra madre biológica.

Las religiones, creencias y devociones y cada uno merecen nuestro respeto. El inicio religioso de este espacio viene a raíz de lo que ayer (jueves 26 de marzo del 2020) el Arzobispo de Toluca, Francisco Chavolla Ramos se trepó a un helicóptero desde donde acompañado del obispo auxiliar monseñor Maximino Martínez Miranda y del Santísimo Sacramento, lanzaron bendiciones para el pueblo católico, con el objetivo de que los males que actualmente azotan al Estado, al país y al mundo entero.

Hasta aquí no hay sarcasmo ni crítica alguna. Qué bueno que se hizo. No está de más en estos momentos en que todos nos acordamos de nuestra virgen del Tepeyac.

Repito que el acto se agradece –de parte de los católicos-, pero…

Ahora viene lo “bueno”, lo que sin duda me traerá comentarios negativos y generará crear opiniones diferentes, sin descartar algún insulto hacia nuestra persona. Ni modo, ya estamos acostumbrados y no recularemos en plasmar nuestra opinión como el título de la columna lo dice: A mi manerA.

Todos hemos escuchado –sólo promesa- de los políticos que “Lo del pueblo al pueblo”.

Más que pregunta a las autoridades eclesiásticas, es un pensamiento que comparto con ustedes.

La Iglesia, sabemos de sobra, tiene dinero, muchísimo dinero gracias al pueblo que sin presión u obligación el creyente otorga vía donativos o al pasarnos “la charola” al término de los sermones.

Era el momento, insisto, en que la Iglesia –en general- pudo ganarse el corazón y la bendición del cura, sacerdote, clérigo, presbítero, eclesiástico, capellán, canónico, Cardenal, Obispo y el mismo Papa (utilice usted el sinónimo que guste), en una mano se lleva el Santísimo Sacramento; otro que nos enviara desde las alturas el agua bendita, y uno más sacase de una bolsa enorme billetes y dejarlos caer justamente para el hambriento, el necesitado, el enfermo, el creyente, el que poco o mucho ha aportado a la Iglesia vía donativos (sugiero dejar de utilizar la palabra “limosna” para cualquier efecto.

DEL CIELO…

He comprendido que la verdadera fe está en donde está el hombre y el amor. Viene de la mujer en su abnegada maternidad y vuelve a ella en sus hijos, desciende con el regalo del que da y se abre en el corazón del que acepta. Rabindranath Tagore.

Soy católico, insisto, y orgullosamente guadalupano pero si esperamos y solicitamos la ayuda divina ésta vendrá de más arriba de lo que un helicóptero o el mismo Avión Presidencial puedan subir.

Dios hace su parte desde el cielo; pues que los obispos hagan la suya desde la tierra, pienso y digo.

Justo hoy con esta pandemia que estamos encarando todos debemos aportar y ayudar de acuerdo a nuestras posibilidades. Hoy que todos los católicos estamos con el “Jesús en la boca”, frente a los contagios y fallecimientos por el CVovid-19, quienes dirigen los templos bien harán en devolverle, aunque sea mínima parte-  al pueblo lo que es del pueblo.

Hay iglesias y representantes de la misma que han recibido fuertes cantidades de dinero del narcotráfico y han dicho que ese dinero malo, sucio y manchado, se purifica al entrar a las arcas de sus líderes eclesiásticos.

Sabemos y conocemos en qué vehículos se transportan. Las abundantes viandas que comen, los finos y caros vinos (no hablo el de consagrar) que disfrutan.

En fin, cada cabeza es un mundo y para terminar con esta columna, qué no sermón (no pertenezco a la Iglesia), diré lo que a pequeña edad escuchaba de mis padres, familiares, conocidos y amigos: “Qué Dios los bendiga y a mí que no me olvide.”

Hay otra que dejé a propósito para cerrar el espacio. “Estando bien con Dios me importan poco lo que piensen o digan de mi”.

Ah, que nadie proponga que me excomulguen. Soy un católico que no voy a las Iglesias para estar y “hablar” con Dios, y/o con la Virgen de Guadalupe.

Puedo y lo haré ir en paz, mis labores, obligaciones pensamientos, expresiones y convicciones han terminado…por el día de hoy.

Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que frui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.

Correo electrónico: aguirre@8columnas.com.mx

 

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